La gran campanada: ¡España, a la final de la Eurobasket!

MARCA.- Lo que nadie advirtió cuando nació esta nueva España es que iba a ser un equipo inmortal, que iba a superar todos los reveses, que no habría rival que la tumbara aunque fuera superior, que competiría con un orgullo y un corazón propio de un grupo legendario pese a la ausencia de estrellas y grandes nombres. Por eso disputará la final del Eurobasket después de derrotar a Alemania por 91-96 en un ejercicio extremo de supervivencia. Así consumó la selección la mayor sorpresa del baloncesto español. Porque si ganar el Mundial de 2019 ya causó asombro, pelear por el oro en Berlín supera todo lo recordado. El rival en el encuentro definitivo será una vieja conocida: Francia.

Ficha técnica
  • – Ficha técnica:
  • 91 – Alemania (24+27+20+20): Schroeder (30), Obst (15), Wagner (15), Theis (10), Voigtmann (2) -cinco inicial-, Giffey (-), Lo (9), Thiemann (6), Weiler-Babb (4), Wohlafrart-Bottermann (-).
  • 96 – España (27+19+19+31): Brown (29), Jaime Fernández (-), López-Arostegui (7), Pradilla (4), Willy Hernangómez (16) -cinco inicial-, Brizuela (5), Alberto Díaz (10), R.Fernández (6), Garuba (4), Juancho Hernangómez (13) y Sebas Saiz (2).
  • Árbitros: Ademir Zurapovic (Bosnia y Herzegovina), Boris Krejic (Eslovenia) y Kerem Baki (Turquía). Eliminados: Alberto Díaz (min.40).
  • Incindencias: segundo partido de las semifinales del Europeo disputado en el Mercedes-Benz Arena ante 14.073 espectadores.

España dio un paso más hacia lo que hace 20 días parecía imposible. Hacia un oro con el que nadie contaba, un premio utópico que se puede convertir en realidad después de la enésima lección de un equipo irreductible que aguantó en pie las acometidas alemanas en un ambiente incandescente. Como en 2015 en Lille, dejó congelada a la anfitriona. Entonces, un extraterreste Pau Gasol hizo 40 puntos para ganar. Esta vez fue un trabajo coral. Como todo lo logrado hasta ahora.

Pero si a alguien le corresponde el papel principal es a Lorenzo Brown -desde ya Don Lorenzo- y a Alberto Díaz. A Scariolo le salió bien jugar con los dos bajitos a la vez. El primero acabó con 29 puntos después de dominar el tiempo y los espacios de manera magistral. El segundo, héroe inesperado de esta selección, no sólo apretó atrás, sino que se soltó en ataque anotando tiros decisivos en último acto. Con él en pista, +25. Sin él, -20. Schroder, amenaza alemana y autor de 30 puntos, sólo pasó dificultades cuando le apretó él. En el tramo final le desactivó.

Entre los dos y con la colaboración de un Juancho cada vez más inspirado firmaron un parcial de 3-18 que acabó siendo definitivo (80-88 a falta de 36 segundos). Fue el último golpe de un brutal intercambio que se prolongó durante todo el encuentro. Una Ley del talión de la que salió ganadora España. El plan era hacer de cada cuarto un pequeño partido para tratar de mantenerse hasta el final y que los alemanes acusaran la presión. Funcionó.

Alemania se encoge

A los anfitriones se les encogieron las muñecas. Entraron en pánico atosigados por la defensa española, de nuevo una caja y uno. Esa camiseta roja impone. Estuvieron cuatro minutos sin anotar y sólo sumaron tres puntos en siete minutos: del 77-70 al 80-88. Cuando quisieron reaccionar a base de triples ya era demasiado tarde. Ni Brown ni Willy, con pulso de artificieros, se arrugaron en la línea de personal (14/14 de todo el equipo). En el rosario de faltas, tiros libres y cambios, llegaron a ponerse 91-94 pero no había tiempo.

Juancho remató el partido con un mate sobre la bocina. España conseguía lo imposible. En Berlín no hay muros que se le resistan. Jugará la final más inopinada de la historia. Espera Francia. La medalla está asegurada, pero el oro hace tiempo que no es una utopía.

Una vez más, la selección tuvo que remar a contracorriente. Si ante Lituania remontó 11 puntos y ante Finlandia, 15, frente a Alemania levantó los 10 de desventaja que tenía casi al final del tercer cuarto (71-61). El partido llegó allí después de numerosas idas y venidas, parciales a favor y en contra. Apoyada primero en Willy y después con dos triples de Rudy, España hizo un 3-13 (24-33). Contestó Alemania con los triples de Obst y un Schroder muy suelto por los problemas de faltas de Díaz: 19-3 para poner el 51-44. Le vino bien la campana del descanso a la selección.

Los boinas verdes

De regreso, un 4-15 con Brown y el base del Unicaja coincidiendo en pista. Recuperó el mando la selección (57-61) después de superar un momento de apuro. Llegaría otro con un 14-0 en pleno éxtasis de Schroder. Se tradujo en la máxima: 71-61. Pero lejos de arrugarse, los españoles, con siete debutantes en grandes torneos, superaron el ambiente y se llevaron el triunfo como si fueran boinas verdes.

Ahí estuvo Garuba, determinante pese a lanzar una sola vez a canasta y no anotar en juego. Acabó con 17 de valoración. Intensidad a raudales representada por taponazos a Schroder y Wagner, bien sujeto por López-Arostegui excepto algunos destellos. El pívot español mostró su extraordinaria visión de juego para acabar con siete asistencias. Su crecimiento a lo largo del torneo es una de las razones para explicar la gesta.

Esa que le dará a España la séptima medalla continental consecutiva. Hito sólo a la altura de la URSS y Yugoslavia. Es el premio para este grupo de fieles a la idea de competir hasta el último aliento. Orgullo absoluto pase lo que pase en la final ante Francia. Habrá que seguir pensando en lo imposible.

NOTA EXTRAIDA DE MARCA